03-05-2016
Noche de observación
Evento: Noche de observación
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Lugar de observación: Sa-B12, El Cueto, Salamanca
Número de observadores: 1 persona: Daniel
Inicio de las observaciones: 21:15
Fin de las observaciones: 00:30?
Instrumentos: Telescopio Reflector
Condiciones climatológicas: Despejado
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Observaciones |
El relato: El martes 3 de mayo decidí, a última hora de la tarde, acercarme al Cueto. Fue una decisión tan improvisada que ni siquiera lo comenté en el grupo de whatsapp de OSAE, aunque me sorprendió llegar allí y no ver absolutamente a nadie, pues no había luna ni nubes, y Meteoblue pronosticaba un seeing de 5-5. Además, a partir del día siguiente se esperaba un empeoramiento radical del tiempo que, de ser ciertas las predicciones, podría prolongarse por dos semanas o más.
Llegué a la ermita sobre las 21:15 h. (justo en el momento en que Xabi Alonso marcaba el 1-0 al Atlético de Madrid). Enseguida monté el Dobson 10” para que se fuera aclimatando y me dediqué a hacer algunas fotos del atardecer.
Cuando el sol hubo caído tras el horizonte, procedí a realizar una concienzuda colimación del telescopio. Tengo que decir que la semana anterior conseguí colimar el propio colimador láser con una precisión que no había logrado nunca hasta entonces, pues en cada intento anterior siempre se evidenciaba cierta desviación del haz de luz al girarlo sobre su eje en el portaocular.
No pasó mucho tiempo antes de que Júpiter empezara a ser distinguible en el cielo, así que lo usé para alinear el buscador y comencé la observación por él mientras la oscuridad iba ganando terreno poco a poco.
Fue, de largo, la mejor visión del planeta que he tenido desde que llevo en esta afición. Increíble. Utilicé principalmente un ocular Explore Scientific 82º de 8'8mm y una humilde lente barlow 2x acromática de Omegon: 284x. Allí estaban las dos grandes bandas de nubes de color parduzco, perfectamente definidas, además de otros detalles de la superficie más sutiles; pero, sobre todo, ¡allí estaba la Gran Mancha Roja! Era una asignatura que tenía pendiente y que, por hache o por be, nunca había tenido la suerte de contemplar. Fue una gratísima sorpresa porque en Stellarium a esa hora no aparecía de cara hacia la Tierra, así que no iba con perspectivas de poder verla. En lo que no se equivocaba Stellarium es en que la luna Europa estaba cruzando por delante de la superficie de Júpiter y aparecería por un extremo del planeta poco después de las 22:00 h. Cuando recordé ese dato agucé la vista y sí, muy cerca del borde del disco planetario descubrí un pequeño puntito negro que necesariamente tenía que ser Europa. Probé un par de filtros de colores, amarillo y azul respectivamente, pero no ofrecieron ninguna mejora reseñable, con lo que decidí volver al color natural y seguí recreándome en la contemplación de Júpiter durante varios minutos. La visión del conjunto era algo extraordinario y me felicité a mí mismo por haberme decidido a salir aquella noche, aunque lamenté no haber sido hasta entonces demasiado perfeccionista con la colimación y haber desperdiciado seguramente otras grandes ocasiones.
Aún quedaba algo de claridad en el cielo, pero las estrellas más brillantes ya mostraban su posición perfectamente. Como todavía no era hora de ir a la caza de galaxias (en realidad mi motivación para salir esa noche habían sido sobre todo M104 y M64), se me ocurrió apuntar hacia Mizar. Una doble, para variar. Con el ocular de 8'8mm, ya sin la barlow, contemplé al par brillando en el centro del campo, ambas con un idéntico color plateado. No sé por qué imaginaba que presentarían tonalidades diferentes entre sí.
Al mirar hacia el oeste, entre el último color rojo del crepúsculo, distinguí el cinturón de Orión, muy muy cerca del horizonte. Aunque sin mucha esperanza, no quise dejar de intentar despedirme de M42 hasta dentro de varios meses, así que coloqué el ocular de 14mm (otro ES de 82º) y busqué algún rastro de nebulosidad. Curiosamente lo encontré, y ganó algo de contraste al añadir el filtro NPB de DGM Optics. Se veía solo la zona más densa, en el centro, como si la mariposa tuviese las alas cortadas. Ni rastro del trapecio, pero ya era pedir demasiado.
Quité el filtro y volví a Mizar, esta vez con el 14mm. No sé si sería el cambio de ocular, el tiempo transcurrido y la consecuente mayor oscuridad, o simplemente mi propia sugestión, pero ahora sí me pareció que, mientras Mizar propiamente dicha continuaba con ese característico color de plata, Alcor mostraba un tono ligeramente más dorado o cobrizo.
Me di un momento para descansar la vista y escuchar en la radio cómo había terminado el partido antes de volver a la carga. La Osa Mayor estaba cerca del cenit, así que le iba a tocar el turno a M51. La localicé primero con un ocular Erfle de 30mm y 68º. Incluso a 42x me pareció intuir enseguida la estructura espiral del núcleo principal. Sin perder tiempo cambié al 14mm, y ya no se intuían los brazos, sino que allí estaban, sobre todo usando visión lateral. Con visión directa ocurría el típico “ahora los veo-ahora no los veo”. Usando luego el ocular de 8'8mm, este objeto seguía mostrando una luminosidad más que aceptable, apreciándose muy bien ambos núcleos y el contorno general. Y aunque, curiosamente, a estos nuevos aumentos los brazos espirales se volvían más difusos, el “cordón umbilical” que une la galaxia principal con la subordinada destacaba mucho más evidente.
Con todo, la sensación era de que faltaba algo de oscuridad, sensación que confirmé al seguir pasando por varios objetos de la Osa: M108, M97… En esta última nebulosa no llegué a saber si realmente se intuían los ojos del búho o simplemente los veía en la imaginación porque sabía que estaban allí, tanto con el filtro NPB como sin él.
M101 me resultó un objeto muy curioso. Nunca la había observado antes, y no sabía dónde estaba, solo sabía “más o menos hacia dónde” estaba, y me apareció en el campo del ocular de 30mm al primer intento. De hecho, tuve que confirmar ya en casa que lo que había observado se trataba, efectivamente, de M101. Lo que vi de ella con el 14mm fue un objeto redondeado de forma no del todo regular, de buen tamaño, sin un núcleo típicamente galáctico, y rodeado de una estructura discontinua que debían de ser los brazos espirales. En un momento dado llegué a dudar de que se tratara de alguna nebulosa desconocida para mí y probé a ponerle el filtro NPB, con el cual la luz de las galaxias suele desaparecer por completo. Evidentemente no gané contraste, pero el objeto seguía allí sin ninguna duda. Viendo después M101 en fotos, veo que sí tiene toda la apariencia de una galaxia espiral normal, con su núcleo perfectamente definido. Muy raro todo. Me quedo con muchas ganas de volver a buscarla.
De nuevo Júpiter. Quise volver a él para ver a Europa ya fuera del disco planetario. Allí estaba, sí, pero… ¡justo al lado contrario del punto negro que había visto antes! El puntito negro seguía posado sobre el planeta, pero ahora mucho más hacia el centro: fue bastante fácil comprender entonces que lo que había visto antes no había sido una luna, sino la sombra de una luna proyectada sobre la superficie jupiteriana.
Al día siguiente había que madrugar y ya se me estaba haciendo tarde. M104 y M64 no podían esperar más. M64 me costó encontrarla porque en un principio confundí la posición de Coma Berenices, pero esta carambola me ayudó a localizar de casualidad un objeto que, en un primer momento, me pareció una galaxia dividida a la mitad por una zona oscura, y ya en casa comprobé que se trataba en realidad de dos galaxias muy cercanas entre sí: M60 y NGC4647. En sus alrededores había más galaxias (luego comprobé que la más brillante de ellas se trataba de M59)
La Galaxia del Sombrero es otra cosa. M104 es simplemente alucinante. La banda oscura resaltaba tan evidente que no había que forzar la vista en absoluto ni hacer uso de la visión lateral. Ahora no recuerdo y no sería capaz de decir si su observación mejoraba sustancialmente con alguno de los dos oculares (14mm / 8'8mm) respecto al otro; lo que tengo claro es que M104 es uno de los objetos de cielo profundo cuya contemplación en visual me ha resultado más parecida a lo que puede verse en una fotografía.
M64 es más complicada a la hora de percibir sus singularidades, pero también fui capaz de ver las zonas oscuras, principalmente la más marcada cerca del núcleo, sin ningún tipo de problemas (funcionó mejor el 14mm que el 8'8mm).
Y, ya para terminar, no pude dejar pasar la tentación de intentarlo con Marte, que había empezado a asomar y a elevarse sobre el horizonte un rato antes, pero no lo suficiente. Demasiadas turbulencias atmosféricas para que mereciera la pena; ya lo cazaremos como tiene que ser más adelante. Con Saturno ni siquiera lo intenté.
Conclusión: Una salida de observación muy ilusionante que justificó del todo la madrugada “zombie” del día siguiente. Vi bastantes objetos nuevos para mí, y otros que no eran nuevos los disfruté más que otras veces gracias a condicionantes favorables. La única pega es no haber tenido a nadie para compartir la emoción en algunos momentos.
Documentos gráficos:
Fotos: No
Audio: No.
Vídeo: No.
Informe realizado el 07 de Mayo de 2016 a las 13:14